El cambio regular de los fluidos y lubricantes de su motor es la clave de su longevidad. El cambio de aceite es la operación más común, y también la más sencilla, tal como vamos a comprobar. Habrá que tener cuidado con no echar cualquier aceite en el motor: los siguientes elementos le permitirán encontrar el lubricante Elf que mejor se adapte a su motor.
Los tipos de aceite
Hay aceites y aceites… sepa diferenciarlos.
Existen tres grandes familias de aceites:
• el mineral
• el semi-sintético
• el sintético
este último está reservado a los motores más competitivos.
Los aceites sintéticos contienen una mezcla de fluidos y de aditivos adaptados a las condiciones más duras, y garantizan sus funciones a temperaturas y presiones muy elevadas, en las que los aceites minerales clásicos pierden eficacia. De esta forma, los aceites sintéticos proporcionan un buen rendimiento dentro de un espectro de uso más amplio. De forma general, cuanto mejores son las prestaciones de un aceite, más aditivos contiene (antidesgaste, antioxidantes, detergentes…).
¿Cómo elegir el aceite?
No se vierte en el cárter lo mismo que en la freidora…
En un principio es difícil aclararse entre tanta letra y tanto número. En realidad el primer número indica la viscosidad en frío (es mejor que el aceite sea fluido en frío, para ejercer su función dentro de los mejores plazos); el segundo número es la viscosidad en caliente. La temperatura ambiente y los regímenes de rotación de su motor son criterios para elegir los mejores índices de viscosidad.
No se recomienda, aunque sólo fuese por ahorrarse unos euros, echarle a la moto un aceite barato para coches. Las dos mecánicas tienen tecnologías muy diferentes (el aceite para moto también ha de lubricar la caja de cambios y el embrague) y los regímenes de rotación también difieren mucho entre sí. Una moto básica, cuyo diseño de motor se remonta a 20 años puede contentarse con un aceite Elf Moto Super 4 ST*, mientras que una superdeportiva de última generación prefiere el aceite Elf Moto 4 XT Tech*.
Las normas
¿Un rompecabezas?… No tanto
Además, esta forma de clasificar los aceites depende de la norma que se les aplique; y no hay nada que valga para todo el mundo en este asunto. De esta forma, la norma más conocida es seguramente la SAE (de origen americano, Society of Automotive Engineer); utiliza índices de viscosidad (ejemplo: 10W40), mientras que la norma API (American Petroleum Institute) clasifica los aceites según su calidad (para un motor de gasolina figura la letra S, seguida de otra letra; cuanto más lejos vaya esta última en el alfabeto… tanto mejor es el aceite).
Europa también intenta imponer sus normas. Durante un tiempo la norma CCMC (Comisión de Constructores del Mercado Común) propuso un índice del 1 al 5, en el que este último número era el mejor.
Ahora está la norma ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles), que retoma el mismo principio, pero aplicándolo a la letra A (para las cualidades de ahorro de carburante) y B (para la degradación del aceite). Podemos encontrar aceites ACEA A2-B4, por ejemplo.
Por último, en Japón, la estricta norma JASO (Japanese Automobile Standards Organisation) toma en cuenta los niveles de emisión y la calidad de lubricación.