“Quién más sabe más duda”
(Refrán anónimo)
Las variables en la conducción de una moto son muchas. Por una parte, cada moto tiene sus características propias, empezando por el motor. Los hay que dan la máxima potencia a muy altas revoluciones, y suelen flaquear en los regimenes bajos, y viceversa. Otros son muy elásticos y tienen un equilibrio razonable de potencia, en un rango amplio de vueltas de cigüeñal, sacrificando los extremos. Los desarrollos están ajustados en función de la manera que tiene el motor de entregar la potencia, Esta misma variedad la encontramos en chasis, suspensiones, lanzamiento del eje delantero, frenos, etc. Es obvio, pues, que cada moto hay que conducirla en función de sus propias peculiaridades, que hay que conocer muy bien. Aunque dentro del término “motocicleta” se incluyen maquinas tan específicas como las que se emplean en “Trial”, “enduro” o “racing” por poner unos ejemplos, este manual va dedicado a la conducción de motos de carretera “normales”, aunque si se comentarán algunos detalles relacionados con una conducción deportiva.
Por otro lado, cada piloto tiene sus gustos y cualidades. La psicología juega un papel muy importante. La persona debe de conocerse a si misma para saber lo que puede dar de sí, en función de la moto que conduce.
En definitiva, el motorista forma con su máquina una unidad que tiene unas peculiaridades bien definidas, que no se pueden extrapolar o generalizar.
El lector encontrará en este manual los fundamentos de la conducción de una moto. Después debe desarrollar, de forma individualizada, el tipo de conducción que le gusta, en función de la máquina que lleva.
Los principales obstáculos para cualquier tipo de aprendizaje son el miedo, la prepotencia, las ideas preconcebidas y la impaciencia. Ya desde este capítulo inicial, quiero advertir al lector contra ellos. Despojarse de esos lastres no es fácil. Se requiere una actitud permanente de alerta y trabajo interior, para poder superarlos.
El miedo es la consecuencia del desconocimiento de la técnica. Se alimenta de la inseguridad en uno mismo y va desapareciendo, conforme el piloto profundiza en las leyes por las que se rige su moto, las entiende y aprende a actuar sobre ellas, consiguiendo un pilotaje seguro.
En cuanto a la prepotencia, no es nada nuevo. Ya lo decía Sócrates, uno de los mayores sabios de todos los tiempos: “Solo se que no se nada”. Era un mentiroso. Sabía más que nadie. Pero con esa frase lo que reflejaba era la actitud que le permitía acercarse al conocimiento. Sin ella no se puede aprender.
Las ideas preconcebidas o prejuicios, son como sólidos muros que no dejan pasar ni un solo concepto que vaya contra ellas. Es rechazado sin dar la oportunidad de ser siquiera analizado o probado. Es la principal losa que cargamos sobre nuestras espaldas los veteranos. Si para colmo la idea preconcebida es falsa, el daño es muy grave. Seguirá condicionando errores en nuestro pilotaje, y nos impedirá seguir progresando. Cuando se asimila un defecto en la conducción de la moto, se arrastra a lo largo de toda la vida y nos impide saber por qué no nos sale bien esto o aquello. Es por esto por lo que a los veteranos nos conviene también, de vez en cuando, repasar los conceptos básicos de la conducción de una moto. Las ideas nuevas hay que meditarlas y probarlas. Solo después de esto, estaremos en condiciones de aceptarlas o rechazarlas para nuestro pilotaje.
Por último, la impaciencia es madre de la precipitación y, por tanto, del error. También es la fuente del desánimo y causa muchos abandonos en el camino del aprendizaje. Llegar a conducir bien una moto es algo que se tarda meses e incluso años. El novicio debe de asimilar la idea de que, una vez aprendidos los conceptos básicos, ponerlos en práctica requiere mucho tiempo. Es más, el camino de la perfección no tiene límite. Hasta los más veteranos sentimos todo lo que nos queda por aprender pese a los años que llevamos encima de una moto y eso es lo bonito de este deporte. Debemos de dejarnos acompañar por una actitud permanente de superación a lo largo de toda nuestra vida motorista.
Quiero advertir al novicio que, la velocidad, es el principal y el más dañino de los peligros del motorista. El conductor experto sabe que, el deseo de ir rápido, no es abrir más el gas. A la velocidad se llega con el análisis de lo que tenemos delante y a través de dominio de la técnica de la frenada, del cambio de marcha, de la trazada, de la tumbada y de la aceleración. Estas maniobras se aprenden y se interiorizan con velocidades moderadas, hasta hacer de ellas algo automático.
Conforme la coordinación de nuestras acciones vaya alcanzando la perfección, la velocidad va llegando sin ser llamada de manera explícita... Es entonces el momento en el que, el sentido de responsabilidad, nos hará moderar el gas.
Mi ilusión al publicar este manual es servir de ayuda a todo el que empieza en el mundo de la moto y proporcionar a los veteranos una breve ojeada a los conceptos básicos.
Es mi deseo que este manual sea público y gratuito. Aunque tiene copyright (R.P.I nº 08/06/643), se puede difundir sin ningún problema. La única condición es que se mantenga la referencia del autor de la obra y que no se obtenga ningún beneficio económico por ello.
No dudéis en contactar conmigo para comentar todas las dudas que os surjan, a través de la página de Internet donde existen también vídeos demostrativos, o a mi dirección de correo electrónico (tortosa@ctv.es). También para intercambiar opiniones o para hacer una crítica constructiva del manual, lo que será un placer para mi.
Os deseo que disfrutéis con su lectura.
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